lunes, 5 de enero de 2015

Trabaja niño


De cartas póstumas: Trabaja niño

[Un adolescente de 14 años decide ahorcarse en la bodega de un mercado en donde trabajaba y se quedaba a dormir. El negocio era familiar. No vivía con el padre, quien,  vuelto a casar, se dedicó a la nueva pareja y al cuidado de su propia madre. El padre declara que el hijo es de carácter rebelde, que no le gustaba recibir órdenes y que su abuela y sus tíos le llamaban sistemáticamente la atención. Una de las tías declara que no le pagaban por sus labores, pero que le compraban ropa.

El joven deja una breve pero contundente carta póstuma llena de resentimiento y odio para quienes le rodeaban y que ilustra que los conflictos no eran de ninguna manera algo trivial para él:

Puta tía Marta, te odio. Puto tío chupón, te odio. Puta abuela, te odio hija de tu puta madre.
Atentamente: el que se colgó. Y espero que ya no me chinguen la madre y no quiero a ningún hijo de su puta madre porque todos me odiaron.]

No todas las familias aparentemente funcionales son sanas. No todas las palabras bien intencionadas sirven para corregir u orientar. Cuando el dolor es su medio y por su fragilidad,  una sonrisa es orillada a dejar de arder, a dejar de existir. El suicidio en adolescentes y niños es un fenómeno que nuestro sistema social no ha resuelto por mantener los medios informales de trabajo como única fuente de empleo para una parte de la población, pero también como fuente de evasión de impuestos y mayor extracción de riqueza para quienes ostentan el poder para desarrollar ese mercado. Ésta es una historia de tantas en una ciudad del mundo, la ciudad de México.

No hay comentarios:

Publicar un comentario