Desde luego
la vida no tiene un destino
como lo
pudiésemos pensar,
quizá un
destino cósmico,
un derroche
de energía necesario para existir,
un aliento,
un motivo para vivir.
Los misterios
de dios al descubierto
En el
lenguaje está la cuna de los sueños
y en los
ojos la profundidad del universo.
El corazón,
el irremediable impulso de vivir,
el suspiro
de un viento eterno que morirá.
El placer
es quizá la única dosis de amor,
nuestra
sonrisa, es lo mejor que tenemos en el alma,
es la señal
que nos regala la calma.
El sonido
es el eco de cronos
un poema
que el universo plasma
versos de
amor que grazna con la garganta destrozada.
En el océano
de nada
respetamos
las formas de la naturaleza
cuando
descubrimos la historia detrás de ella
donde
nuestro entendimiento es solo
una
casualidad de ella…
el valor
que le asignemos no significa nada
para ella, nada.
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